Con cifras que varían según la fuentes, se estima que en Michoacán hay más de 2 mil personas desaparecidas y no localizadas, del 2006 a la fecha; testimonios de habitantes de regiones azoladas por el crimen organizado, sobrevivientes y miembros de las autodefensas y de la misma delincuencia, indican que muchas de ellas han sido desaparecidas en cuerpos de agua como ríos y presas, calcinadas en hornos o en piras, enterradas en fosas clandestinas e incluso arrojadas a los cocodrilos, por obra de delincuentes que operan en la entidad y que pese a ser exhibidas y denunciadas por víctimas, pobladores y medios de comunicación desde hace varios años, siguen en libertad y causando daño a la población.

De acuerdo con declaraciones que datan de noviembre de 2019, de Marco Antonio Hernández Zaragoza, titular de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Michoacán, de 2006 a 2019 en la entidad se registraban 3 mil 980 personas desaparecidas, la mitad de ellas no localizadas, a las que habría que sumarse una “cifra negra” de desapariciones no denunciadas ante la autoridad.

El pasado 1 de febrero, en una entrevista que circula en redes sociales, uno de los integrantes de “Los Cinco del Pueblo”, grupo criminal asentado en el municipio de Buenavista que colabora con el Cártel Jalisco Nueva Generación, acusaba que en la región de Los Reyes desde hace 10 años a la fecha ha habido al menos 200 desapariciones.

Actualmente esa plaza es controlada por el primo hermano del entrevistado, Alfonso Fernández Magallón alias “Poncho La Quiringüa”, quien fuera exautodefensa en la Tierra Caliente y lugarteniente de Luis Antonio Torres, alias “Simón El Americano“, fundador del grupo criminal “H3”, que trabajó de la mano para la desarticulación de las legítimas autodefensas con el comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, “el virrey” Alfredo Castillo Cervantes.

El entrevistado, que acusa la participación del histórico criminal “Poncho La Quiringüa” en estas desapariciones, apunta que la gente de esa región que cae en manos de los delincuentes y que es desaparecida, la mayoría es arrojada a la corriente del río Itzícuaro, que desemboca en la presa de Chilatán, formalmente Presa Constitución de Apatzingán.

De acuerdo con su testimonio, con la crecida del río -que suele ser frecuente, cada año-, los cuerpos son arrastrados a la presa: “Si van a la presa de Chilatán van a encontrar montones de huesos”, aseguró.

“Y la otra mitad u otro puño las ha desaparecido ‘El Taca’, un policía de Cherato -comunidad de Los Reyes-, exmilitar; ese hombre tiene un horno, donde dicen que los queman para desaparecer a la gente. Y eso que te estoy diciendo es bien ciertito, porque toda la gente de aquí alrededor lo sabe”.

Detalló que en el área de la presa, Leonel Mendoza “El Caballo”, que recibe órdenes del líder del Cártel de Tepalcatepec Juan José Farías “El Abuelo”, junto con su subalterno de apodo “El Durango”, se encargan de calcinar los cuerpos de las personas a las que “El Abuelo” manda quitarles la vida.

El integrante de los Cinco del Pueblo señaló que en esa zona, los operadores del Cártel de Tepalcatepec –“El Durango” detenido a finales de abril por el Ejército con un cargamento de cocaína pero liberado días después- perdieron 30 barriles de químicos que cayeron a la presa y hasta esa fecha no los habían podido recuperar.

Del otro bando, el de las legítimas autodefensas, también hay muchas historias que contar. Así lo hizo Cemeí Verdía, exlíder de Aquila y la Sierra - Costa de Michoacán, en entrevista con Noventa Grados

La madre del exlíder de autodefensas en Michoacán fue privada de la libertad en su comunidad, Santa María Ostula, municipio de Aquila, luego de que Cemeí Verdía denunciara a German Ramírez Sánchez alias “El Toro”, líder criminal en Aquila; Héctor Zepeda Navarrete “El Teto”, de Coahuayana; y Ángel Custodio Navarrete “El Marino”, de Chinicuila, ante la Fiscalía de Justicia del estado, por la privación ilegal de cinco personas, habitantes de esa región.

Fue entonces que Verdía Zepeda reveló que una de las maneras que tienen los citados criminales para desaparecer a la gente, “es llevárselos, matarlos y enterrarlos, o tirarlos a los cocodrilos así como hace Teto”.

La madre de Cemeí Verdía apareció con vida después, pero tuvo que abandonar su comunidad, como han hecho muchos otros, mientras que varios más han sido asesinados.

Otro testimonio a las cámaras de Noventa Grados, fue el de Sósimo Nepomuceno Domínguez, habitante de Aquila que logró escapar de German Ramírez Sánchez “El Toro” y su gente, cuando cavaban su propia fosa.

Sósimo relató que luego de privarlo de ser privado de la libertad por los sicarios de “El Toro”, éste ordenó que lo arrojaran al puente de Coahuayana, en los límites de Michoacán y Colima, pero sus operadores desobedecieron la orden y lo llevaron a otro sitio, para enterrarlo en una fosa clandestina.

Atado al rin de una camioneta, mientras cavaban su propia fosa, logró liberarse y escapar, y hasta esa fecha no tenía noticia de su esposa y cuatro hijos, frente a los cuales fue privado de la libertad. Hasta la fecha, “El Teto”, “El Toro” y “El Marino” operan con impunidad en esa región.

Michoacán también está repleto de fosas clandestinas, y tan solo de 2017 a mayo de 2019 -de acuerdo con datos de la Fiscalía del estado-, 35 de éstas habían sido localizadas con 53 cadáveres, 6 osamentas y 2 fragmentos de restos óseos en su interior.

Ya en 2020, la fosa con más cuerpos se halló en el mes de febrero el poblado de Comanja, perteneciente al municipio de Coeneo, de donde fueron rescatados 24 cadáveres, cinco de ellos, de mujeres.


Con información de EFE y AP

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